jueves, 16 de agosto de 2012



Del adiós a un mal adiós...

Antes de partir, debo decir que has contraído mi frente,
Has dejado escapar de mis labios la lengua del amante, las manos de deseo
Se empieza a diluir en tu herida, que tanto cuidas, la presencia dispuesta de mi ser.
No puedo permitirme brindarme para quien solo ve pasado y añora lo que nunca tuvo, no es más tierra fértil para florecer o para recrearse de este incandescente fuego de vida
No estaré para nadie que crea elevarse a sí mismo con el dolor y el lamento.
No soy yo quien aplaudirá esa lastimosa pausa
No seré yo quien condene tu historia, pero tampoco seré yo quien te muestre que aquello que preservas tanto por su ausencia nunca ha sido lo que atesoras.
Decido amar y abrazar tu alma desde otro sitio, y pido desde la orilla de mi cama que tu turbio hábito por el recuerdo cese y te sea evidente la oportunidad de decir adiós con honor. Es mejor no contagiarme de tu culpa, de tu afán por retomar y por volver a dejar.
No vas a encontrar la expiación de tus errores y el perdón de tus pecados en la flagelación,  en esos actos eras tú y solo tú decidiendo sin daño, espontáneo y vivo. Ahora sombrío y frío.
No me corresponde a mí decirlo. No me corresponde a mí callarlo.
Me corresponde ir hacia el amoroso sendero que he forjado, al cálido hogar que me ofrece la divina presencia del Sol.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Del cielo y de la tierra

La vida me agita y me arroba,
me canta, me seduce, me susurra secretos.
En un instante, me tiene, entretejida y enamorada.
Suena, se muestra, se eleva y se oculta.
Testimonio de ese Sí que emana todo lo que es.

Vida a través de tus ojos me habla,
me conoce, me señala.
ella ilumina esos cristales con tu fuego,
calor que se incita en mi pecho,
el fuego tuyo, el mío, el mismo.

Mi suave corazón me dispone a contemplar
lo que he sabido siempre,pero hoy se trasluce.
Me sacrifica y camino sin espada, amada, viva
consciente de la causa que está detrás.

Flamígeros ángeles hablan a mi oído
llevan mensajes profundos, hechizos
que solo se aprehenden con el alma,
esta alma henchida de gozo que abraza al mundo.
alma bendita que se extasía en tus labios, manos, piel,
que ama los sonidos de tus pasos, de tu voz, de tu placer.

Un raudo torrente de luz me envuelve
y cubierta de fuego camino a tu sol,
la vida, junto a ti, se expande
giro mi cielo hacia mi tierra,
en tus brazos se ofrece este bálsamo
y mis labios beben de tu agua de vida.

lunes, 2 de agosto de 2010

25 de agosto de 2008, presente hoy 2 de agosto de 2010. Perseguida y encontrada

cada uno de mis artificios

En qué tiempos de insensatez perdí la cordura, será que ese cordón no me ata más, no tiene más amarras para mí, delgado hilo, me es más cercano el dolor que la confortable idea de lo que colectivamente se sustenta como “cuerdo”.

La herida es mi propia existencia y mi lamento es un grito interno que no calla pero tampoco grita al mundo su agonía, así, sigo sin permanencia en mí. La insuficiencia reta y orilla a la cornisa o a la generación, lo novedoso es que tal decisión aparece como una acción sin precedente, vida o muerte, muerte o vida, pero sigo sin tomar camino y el ansia reincidente me ofrece el descenso y el olvido.

He mantenido suficientes creencias que he invalidado en el hastío, los pensamientos de otros se agotan y nada, aparente incurable colectividad dicta lo que debo o no, lo que tiene que ser, lo que “es”, lo que representan mis actos para el espectador en turno; se me muestra nulo mi empeño enloquecido por defender este segmento de tiempo y mantener este espacio como mi dominio. Así ha sido el defender desde mi nombre hasta un respiro. Yo sé que no puedo ser sólo esto y no obstante es todo lo que he sido.

Cómo he pretendido mantenerme con argucias y acallado mi conciencia, cómo he podido engañarme hasta el hartazgo y creerme esta absurda ficción. Entonces, mi carne se hincha y se arde, el estímulo viene y va… y yo sin saber responderle al mundo desde mi verdad. Tal es el miedo de ser que he evitado estar en mí. Y dividida es pues la historia de esta mujer que está fuera de sí, esa que es hoy aquí, que soy yo.

Esta es mi carne que habla, mi carne que duele y no sostiene más que la muerte. La mirilla por la que el alma observa se ha estrechado por la constricción de mi ceño. El centro, mi interno, no deja de hablarme pero, de momento, no puedo escucharle por este frío en el que se envara el recuerdo de la caricia original, roce suave que alguna vez me extrajo la espina.

Este cuerpo lleva hoy en cada poro la ausencia, este cuerpo que sufre mi definición, mi delineación dentro del universo. …Individual, qué remedio, qué hacer con esto, sucede que ahora ignoro si alguna vez he sabido ser un “yo”, sí, este yo. ¿Será necesario, una vez más, tender hacia un “sentido”, hallarse entre otras pieles ambulantes y entrelinearme en sus relatos humanos, en lo “cotidiano”?, pero ¿cómo dirigirme al otro si no he volteado hacia mí?, pero es que me aterra el espejo. ¿Cómo se sosiega esta tremebunda sensación de ser abandonado por sí mismo? Acaso, se arranca la piel para encontrar algún vestigio o es ahí, en el gemido, donde la existencia abre su paso.

Ese dolor primario permanece como única huella de lo otro… de aquel que busco, de aquel que está a través de este agujero, misterio profundo que enhebrado en mi alma, en mi cuerpo y mente clama sobre mis cuerpos su victoria, estremece mi palpitación y lleva inagotable esta extenuante e inconciliable dolencia, me hace presente su ausencia. Cebo mágico, mordí el anzuelo.
Y se le suma el dolor de no entender, de ignorancia, y el dolor del conocer: vida o muerte, muerte o vida.

Pese a todo, ya nada que no hable con voz honesta en bienvenida, basta de perfidias y de insensatez, he muerto abandonada en la miseria a la que me condene por odio, por odio hacia todo lo que de mi había de venir, restringida y segmentada por mi mano tirana -ya sé- suelo acompañarme como la peor de mis enemigas. Indebido acto el ir contra de mí y suficiente ha sido el dolor y la exposición a más daño, he de desistir y en el amor resurgir en consecuencia; me he mantenido en lo múltiple sin permitir unión entre mis partes, he inhibido mi volición y mi suficiencia, he vivido como debe vivir la incoherencia, por eso hoy decido morir, permitir de una vez lo inevitable, allanar el camino con mi disolución, por bendición ya no más este acto inútil de no ser Yo. Amante devengo en mi camino y esa caricia interna será evocada a partir de la extinción de cada uno de mis artificios.

latens

Trascendente, mi natural presencia desgarra el límite de la imagen que impusiste sobre mí, esa ficción que aniquila tarde o temprano la ternura, la calidez, el Amor. No obstante, lo que fui y lo que soy se funden en la sombra de tu miedo, esperando el rompimiento. Así, en la transgresión del impostor orden de tu mente (y de cualquier mente pequeña) se levanta mi bendición, en la regeneración majestuosa de la libertad y de la palma llena de dádiva amorosa. Decido, a pesar de todo, a favor.

A pesar de mí misma está pues la trascendencia, a pesar de ti.
Sin más honor perdido o acotado en el borde del riesgo,
sin ahínco perdurable, mi naturaleza se desenvuelve.

Así sin más, mientras más disfruto de mí misma, tu entraña, vuelta en su turbación, decide para mí tormentos marcados por la inutilidad y el desdén, te son preferibles antes que dejarte envolver con mi manto. Eso antes que enfrentar tu imagen traidora de ser diluido en la mezcla conmigo.

Nada obsta para que se yerguen sin pausa mis elementos; mudo, sin mezcla comienza mi alumbramiento. El adiós es inminente, sacrifico este absurdo por la suavidad de mi mejilla.

jueves, 15 de julio de 2010

Estancia

Yo soy su mano,
Espiral de luz delineada en alas
Incólume presencia, silente dádiva
Caricia esencial y puño certero
Abre y cierra en ritmo exacto de creación
Yo soy su rostro,
Máscara del insondable Arcano
Gestos enmarcados en el talle multiforme
Hermosísimo y terrible límite solar
Asiento de todos los nombres
Yo soy su voz,
Aliento desbordado en eufonía
Magia indisoluble de articulación perfecta
Símbolos vertidos en el raudal del sonido
Amarra erótica, seducida en su propio movimiento
Yo soy su piel
Manto suave de generosa estancia
Delicado velo que espera caer disuelto
Luminosa tela de voluptuosidad
Aposento de conciencia de tenues curvaturas
Yo soy su corazón
El insospechado mago
Discreto manipulador del escenario
Pródigo regente del reino único
Seno del más íntimo y profundo secreto.
Yo soy Eso… soy su signo.
K

ey!